martes, 8 de enero de 2019

30 TRANSGÉNERO ARREPENTIDOS SALEN DEL CLOSET



Por: Stella Morabito.




‘Trans Life Survivors’ (“sobrevivientes de una vida trans”) es una bendición para las personas que luchan con el arrepentimiento trans, sin importar en qué etapa de la transición o de dejar la transición se encuentren ellos.

Walt Heyer sabe de primera mano lo que es someterse a una cirugía de cambio de sexo y luego lamentarlo. Después de vivir como una mujer durante casi una década, él decidió aceptar su sexo biológico y dejó la transición para regresar hacia el sexo masculino. Para entonces, Walt había recibido una terapia cognitiva intensiva que lo ayudó a reconocer el trauma de la primera infancia que él había experimentado.

El trauma resultó en una condición mental conocida como trastorno de identidad  disociativa (DID en sus siglas en inglés). En la claridad de esa realización, su disforia de género simplemente desapareció. Su vida como una “mujer” representó un intento de escapar de la realidad. Lamentablemente, muy pocas personas consideran la posibilidad de que la disforia de género se pueda manifestar como un subproducto o síntoma de otras condiciones mentales, y muy probablemente de DID. (Más sobre eso a continuación.)

Walt sufrió enormes oleadas de arrepentimiento como resultado de seguir adelante con su deseo de ser una mujer. Él había tomado con entusiasmo el anzuelo de los médicos politizados, que lo apresuraron en la transición. Él no solo se arrepintió de lo que le había hecho a su cuerpo, sino que también se lamentó por el alejamiento de su esposa e hijos debido a su drástico cambio de identidad.

También hubo daños colaterales en otras relaciones personales. También lamentó la década perdida de su vida en la que él vivió en la personalidad de una mujer.

El Nuevo Libro de Heyer Ilumina a los Sobrevivientes de una Vida Trans

Heyer ha escrito varios libros sobre el arrepentimiento transgénero, pero su sexto y más reciente libro, “Trans Life Survivors”, no es su historia personal. Es una recopilación de las historias de muchos otros que se han visto atrapados en la “transmania” de hoy. Ellos buscaron específicamente a Walt para conseguir un apoyo muy necesario. Ellos han compartido sus experiencias solitarias y surrealistas al caer en el agujero del conejo trans, esperando escapar como él lo hizo.

Los corresponsales de Walt describen una amplia gama de experiencias frustrantes y confusas. Algunos son empujados al transgenerismo por presiones sociales y manipulación emocional. Muchos están enviando apresuradamente a la cirugía sin un asesoramiento adecuado (o cualquier otro asesoramiento), o se diagnostican erróneamente. Algunos de ellos lamentan su decisión poco después de someterse a una cirugía irreversible.

Muchas preocupaciones sobre los traumas infantiles son ignoradas por terapeutas motivados políticamente para empujar a tantos pacientes como sea posible al cambio de sexo. También temen un ostracismo intenso y una reacción violenta por parte de la comunidad trans si “salen” como un potencial que deja la transición.

Walt escribió “Trans Life Survivors”, dice, porque quiere que otros “vean las emociones y experiencias en bruto de las personas que se ven perjudicadas por el gran –y peligroso– experimento de las hormonas sexuales cruzadas y los procedimientos quirúrgicos de afirmación”.

Ayudando a Otros a Escapar del Agujero del Conejo Trans

Durante muchos años, el sitio web de Heyer fue virtualmente el único lugar en el que unos arrepentidos trans lograron aliviar un poco las presiones sociales y políticas. Muchos de sus lectores expresan una alegre sensación de liberación al saber que ellos no están solos.

Gran parte de su aislamiento es causado por la obediencia servil de nuestra sociedad en lo políticamente correcto, que dicta que “no hay tal cosa” como el arrepentimiento transgénero. Lo que es peor, el lobby transgénero hace que sea muy difícil para esas personas conseguir el asesoramiento que desesperadamente desean y necesitan.

Ellos han establecido obstáculos en la forma de nuevas leyes que prohíben virtualmente la terapia cognitiva estándar para las personas que se diagnostican con disforia de género, particularmente aquellas que no están decididas sobre su camino o que realmente se arrepienten después del hecho.

Cualquier forma legítima de terapia de conversación –terapia que permite una verdadera Q-y-A que no necesariamente da como resultado la afirmación de disforia de género– ha sido manchada con la etiqueta “terapia de conversión”.

Los arrepentidos están condenados si lo hacen y si no lo hacen. Ellos no son diferentes a los reclutas en un culto peligroso que sienten que algo está mal, pero se sienten atrapados en un Hotel California (o incluso en Jonestown).

Entonces, “Trans Life Survivors” es una bendición para las personas que luchan con el arrepentimiento trans, sin importar en qué etapa de la transición o de dejar la transición se encuentren ellos. El libro destaca 30 historias recogidas de entre los muchos cientos que Heyer ha recibido de sus lectores. Muchas más personas transgénero han contactado a Walt a lo largo de los años. Walt ha intentado valientemente mantenerse al día con el creciente volumen de contactos.

Sus lectores están agradecidos de encontrar un lugar donde puedan conseguir información real y poco común sobre cómo el cambio de su identidad podría afectarlos en el futuro –o, cada vez más, cómo pueden dejar la transición una vez que se dan cuenta de lo infeliz que les ha resultado el proceso.

Imagínese Cómo se Sentiría Arrepentido por un Cambio de Sexo 

¿Te imaginas lo que debe ser contarle a un terapeuta que tu experiencia fue siendo abusado cuando eras un niño, lo que puedes ofrecer como una posible explicación para tu disforia, solo para que el psiquiatra ignore por completo ese aspecto de tu pasado y te empuje al procedimiento del cambio de sexo como la única manera de superar su angustia?

Imagina que luego cedes y confías en la experiencia del profesional, y aceptas el tratamiento. Entonces, ¿puedes imaginarte?, después de pasar por todo eso –las hormonas, las cirugías de mutilación, etc. – ¿te das cuenta de que simplemente no funcionó? Terminas preguntándote: ¿Qué hice? ¿Por qué yo seguí adelante con esto? Luego, el lobby trans te dice que todo es tu culpa, deberías haberlo sabido mejor, y de todos modos no eres realmente trans, así que cállate.

Esa es la historia de Billy. Pero su historia tiene un buen final que inspira a los arrepentidos que han perdido la esperanza. Billy dejó la transición, se enamoró y terminó por casarse con una mujer con hijos. Esto hace eco de la experiencia de vida de Walt después de dejar la transición. Él también se enamoró y se casó con una mujer increíble. Ellos viven una vida espiritual muy alegre, rica y satisfactoria juntos como cristianos.

Tales finales felices y relaciones sólidas pueden parecer poco probables para aquellos que piensan que han tocado fondo. Pero esos resultados son reales, y son una fuente de mucha esperanza para aquellos que anhelan dejar la transición, pero que se sienten “abandonados, excluidos, marginados y solos”, como Kevin, quien informó que su cambio de sexo fue el más grande error de su vida. Solo Dios sabe cuántos arrepentidos Walt ha alejado del suicidio y hacia la vida renovada.

Los Recursos Difíciles de Encontrar

En “Trans Life Survivors”, también leerá sobre "Blair", que tiene un récord mundial de Guinness para la mayoría de las cirugías de reasignación de género: 167 cirugías para hacerlo sentir más como una mujer. No hace falta decir que no funcionó. Pero podemos sospechar fácilmente en su caso la existencia de depredadores quirúrgicos que aprovechan a las personas vulnerables. Muchos otros, como Michael, reconocen que todo es “una industria enferma de hacer dinero”.

Otros que se han comunicado con Walt incluyen a los padres cuyos hijos están siendo presionados a la transición de género por los funcionarios de las escuelas públicas, los medios sociales y la cultura pop. “Trans Life Survivors” también incluye capítulos sobre las realidades médicas del cambio de sexo, así como la politización de la medicina y la psiquiatría que encierra a las personas en una identidad transgénero. El libro termina con una lista útil de recursos adicionales para aquellos que buscan encontrar una salida. Tales recursos son muy difíciles de conseguir, por lo que el libro es verdaderamente un servicio público.


Un Soporte Suprimido Para Aquellos que Dejan la Transición

Después de que la novedad de la transición desvanece –y muy a menudo lo hace– el arrepentimiento está atrapado en una tierra de nunca jamás de mantener fachadas y pretensiones. Muchos informan que la constante farsa está drenando emocionalmente y arroja un pálido sobre la vida. Pero si expresan el deseo de volver a cambiar, sus amigos en la comunidad trans a menudo se enojan, los rechazan y los aíslan.

Ser rechazado por la propia comunidad es doloroso. Eric escribió: “Estoy tratando de salir como un arrepentido, y me parece que la reacción violenta de la comunidad es difícil y que la falta de apoyo médico es preocupante”.

Walt conoce muy bien esa sensación. El lobby transgénero ha salido duro contra él cuando ha hablado públicamente sobre sus experiencias personales. Además de mancharlo con varios epítetos tales como “religioso chiflado” o “transfóbico”, el lobby ha trabajado duro para dejarlo sin plataforma.

Media Matters entró en modo de pánico y publicó un artículo de desprestigio cuando Walt dio una entrevista persuasiva a Carol Costello de CNN después de la transición del Olímpico Bruce Jenner en 2015. (Los instintos de Walt le dicen que Jenner se arrepiente de su decisión, pero está desesperadamente atrapado en la trampa de culto del centro de atención. Creo que tiene razón al respecto).

Eric informó una falta inquietante de apoyo médico. Walt cita numerosos estudios que confirman que la mayoría de los casos de disforia de género coexisten con otras condiciones mentales, como DID, trastorno bipolar, depresión y trastornos obsesivo-compulsivos. Si esas otras condiciones se trataran por primera vez mediante terapia cognitiva, no se sabe cuánto aliviaría la disforia de género sin necesidad de cirugías invasivas y tratamientos hormonales.

Pero este parece ser un secreto bien guardado por los activistas políticos y de los medios de comunicación interesados en promover la política de identidad en general y la ideología de género en particular. ¿Por qué? Probablemente porque podría resolver sus problemas, y sus problemas son el pan y la mantequilla de la política de identidad.

La Libertad De Expresión Es Más Importante Que Nunca

La presión puede ser aún peor cuando se trata de agencias gubernamentales que supuestamente respetan el derecho a elegir el sexo. Walt pasó unos 30 años –haciendo entre ocho y diez intentos– antes de que finalmente consiguiera que un juez en California restableciera la palabra “hombre” en su certificado de nacimiento. A pesar de todo eso, ¡el lobby transgénero insiste en que Walt nunca fue realmente transgénero en primer lugar! Sin embargo, extrañamente, aceptan su diagnóstico de trastorno de identidad disociativo.

La pregunta clave es esta: ¿los acusadores de Walt permitirían a otros la misma terapia, permitiéndoles aclarar si su disforia de género es parte de una condición coexistente? Después de todo, cuando afirman que Walt “nunca fue transgénero”, a menudo señalan y aceptan su diagnóstico de DID. La historia de Media Matters citada anteriormente hizo justamente eso.

Entonces, ¿permitirían a las personas con disforia de género buscar terapias que realmente exploren su origen psicológico? ¿Y luego permitir que su condición sea tratada para que su disforia de género en realidad desaparezca sin fachadas y cirugías?

Obviamente no, ya que esto va en contra de la afirmación de los activistas trans de que existe algo así como el cerebro de una mujer atrapado en el cuerpo de un hombre, y viceversa. La terapia cognitiva real amenaza con colapsar esa casa de naipes.

La prohibición de la llamada terapia de conversión es realmente una prohibición de toda terapia de conversación que no afirma la disforia de género autodiagnóstica. Cualquier terapeuta que cuestione el anhelo de un paciente por ser del otro sexo corre el riesgo de perder su licencia, o algo peor.

Si el paciente tiene preguntas molestas, los terapeutas no pueden siquiera atender esas preguntas sin poner en riesgo la licencia y el trabajo, ya que la interpretación de lo que constituye una “terapia de conversión” es muy general. Todo depende de los activistas trans y su maquinaria legislativa. Los psicoterapeutas son cada vez más conscientes de que ahora están legalmente obligados a cumplir con todos y cada uno de los casos autodiagnósticos de disforia de género que se les presentan, o enfrentar consecuencias legales.

Los que Dejan la Transición Están Simplemente En Un Viaje A Casa

Cuando se habla de “irse a casa” en el sentido poético, no tiene nada que ver con los abusos o disfunciones que pueda haber experimentado, lo que lleva a la disforia de género. Estar “en casa” simplemente significa tener la sensación de estar en el lugar correcto, vivir el propósito dado por Dios en tu cuerpo dado por Dios. Significa estar cómodo en tu propia piel para que puedas disfrutar de la vista hacia afuera en lugar de mirar constantemente el ombligo.

Cuando no tienes esa alegría, o si la has perdido en el camino, aparece una disforia diferente. Puede llamarse nostalgia.

En algún momento de nuestra madurez, nos damos cuenta de que la alegría y la aventura no tienen que estar en un lugar extraño. Cuando vas buscando el deseo de tu corazón, parafraseando a Dorothy en el “Mago de Oz”, hay mucho que descubrir en tu propio patio trasero.

De hecho, es probable que haya más emoción en descubrir la verdadera realidad de quién eres que en perseguir objetos brillantes, tratar de fingir ser otra persona y luego tratar de obligar a todos a tu alrededor a que atiendan a esa persona. Que agotador.

La Alegría Supera El Dolor

Por más aterrador que parezca dejar la transición, una vez que se valida la posibilidad de que sea una persona como Heyer, que ha estado allí y lo ha hecho, hay una gran alegría, sin importar la desfiguración física o los años perdidos.
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Trent explicó esto cuando escribió que tenía muchas ganas de que le quitaran los implantes de senos y de que la ropa de los hombres volviera a su guardarropa: “¡Realmente ha sido tan emocionante volver a ser quien realmente yo soy!” También señaló: “Escondido debajo del maquillaje y la ropa femenina estaba el niño pequeño que sufría los sucesos traumáticos de la infancia y se daba a conocer. Ser una mujer resultó ser solo un encubrimiento, no una curación”.

Tales intentos de encubrimiento son análogos a alcanzar un espejismo. En este caso, podríamos decir que es un espejismo similar al arco iris. Los arrepentidos no son diferentes a Dorothy –y todos nosotros– que cantamos con nostalgia buscando un lugar “sobre el arco iris” donde nuestros problemas se desvanecen. Pero el arco iris siempre retrocede cuando intentas alcanzarlo. Y es efímero, desaparece con diferentes condiciones.

En algún momento, como Dorothy, te das cuenta de que realmente no hay lugar como el hogar. Finalmente puedes ver la magia, el calor, en lo aparentemente mundano. Pero los arrepentidos primero necesitan escapar del aislamiento y la soledad impuesta sobre ellos por una cultura que rechaza su condición.

Como señala Walt, necesitan apoyo para hacer este viaje, al igual que él: “Los arrepentidos que regresan necesitan que las personas a su alrededor presten fortaleza para el viaje – personas que desean escuchar con amor, hablar con palabras curativas, brindar asistencia emocional, legal y financiera, y animar su regreso a casa”.

“Trans Life Survivors” sirve como una hoja de ruta para hacer ese viaje de regreso a casa.

Stella Morabito es una de las principales colaboradoras de The Federalist.


viernes, 12 de octubre de 2018

Derechos de petición contra decretos de Santos que imponen ideología de género

Estimado lector,

Si busca herramientas concretas para oponerse a la avanzada normativa que actualmente vive nuestro país frente a la imposición de la ideología de género, en el enlace que se muestra en esta entrada encontrará modelos de derecho de petición que usted podrá dirigir como padre de familia (frente a la institución de educación de su hijo, ya sea de carácter público o privado) o como ciudadano (frente a autoridades como alcaldías, gobernaciones y ministerios) con el propósito de solicitar que no se aplique el contenido de los decretos 410 y 762 de 2018 que hemos denunciado con anterioridad aquí.

Usted puede unirse en esta cruzada contra la ideología que va por nuestros niños y que busca destruir a la familia cristiana.

Buscamos una avalancha de estos derechos de petición para hacer presión social de manera que se prepare el terreno para otros recursos jurídicos que buscarán abolir estos decretos y proteger a la familia colombiana.

Ante cualquier inquietud, observación o sugerencia, no dude en contactarnos al correo electrónico catolicosdecolombiasolidaridad@gmail.com

Nota: por favor lleve una copia del derecho de petición que va a radicar y pida que le firmen o le den una constancia de recibido.

Nota 2: para descargar el documento, diríjase al menú "archivo" (disponible al margen superior izquierdo), oprima en la opción "descargar como" y luego elija el formato "Microsoft Word (.docx)".


Cordialmente,

Movimiento de Católicos Solidaridad
¡Viva Cristo Rey!

lunes, 24 de septiembre de 2018

Ideología de género en Colombia, lo que va de la Constitución del 91 al acuerdo de La Habana


Por Aníbal Palomino

La sociedad colombiana y en especial las nuevas generaciones están en grave peligro debido a la transformación cultural que viene viviendo el país.  

Colombia siempre ha sido considerada por propios y extraños como la joya de la corona de la hispanidad en Latinoamérica, esto debido a que es un país democráticamente estable, con un pueblo católico practicante y por su férrea oposición a la implantación del comunismo en cualquiera de sus variantes, tal como lo han vivido casi todos los países de la región que han sido víctimas de ese flagelo. La lista es rica desde Argentina hasta México y hoy los casos más notables son las dictaduras de Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua.

Pero Colombia, ese país que fuera el primero de América Latina en recibir un romano Pontífice cuando le abrió las puertas a Pablo VI en 1968, hoy está en grave riesgo, pues especialmente desde el inicio de la década de los noventa varias avanzadas vienen sucediendo para socavar la tradición hispánica y religiosa de nuestra nación, y es que el comunismo con furia visceral se vale de cualquier artimaña para embaucar incautos sin importar que sean del más rancio abolengo o la extracción más humilde.

Hoy Colombia está siendo atropellada por la izquierda recalcitrante del Siglo XX, esa que viene desde la extinta URSS y que fue esparcida como una plaga por el dictador Fidel Castro desde Cuba en toda Latinoamérica a través de partidos políticos y guerrillas comunistas, esa misma izquierda que además se hizo nueva, pintoresca y amigable, cuando se tuvo que reinventar al desmoronarse el Muro de Berlín,  la Cortina de Hierro y la antigua Unión Soviética.

Por eso, mientras organizaciones criminales vinculadas con el narcotráfico y crímenes de guerra y de lesa humanidad como las “disidencias” de las FARC, el ELN, el EPL y otros grupos terroristas azotan las áreas rurales del país (que, dicho sea de paso, desde el gobierno Santos se equiparan a la delincuencia común a pesar de no serlo pues tienen trazados objetivos políticos e ideológicos), desde Bogotá y las principales capitales colombianas la izquierda del arco iris, esa misma que fue inspirada en todo el mundo por el teórico comunista Antonio Gramsci, hace de las suyas con un poderoso lobby enquistado en los tres poderes públicos, los medios de comunicación, las artes, la academia y el magisterio. Estos actores han subvertido la cultura hasta llegar a cambiar el pensamiento de las nuevas generaciones que hoy mayoritariamente son funcionales al marxismo cultural y, como buenos incautos, se prestan con sus votos y militancia para destruir sin darse cuenta la civilización occidental.

sábado, 22 de septiembre de 2018

Un violador "transgénero" fue recluido en una cárcel de mujeres y abusó de las presas

Por Guillermo Rosero

La ideología de género parte de la base anti-científica y meramente ideológica de que nuestra sexualidad humana carece de componentes biológicos e innatos que la determinen; de este modo, según esta ideología, no nacemos con un género determinado (hombre o mujer), sino que directamente somos nosotros quienes con base en nuestras experiencias y nuestra personalidad, decidimos o elegimos qué somos. Para los ideólogos del género, no nacemos con un sexo biológico (y por ende una sexualidad determinada) sino que se nos asigna uno al nacer. No se dice: «nació niña», sino: «le asignaron el género femenino», haciendo que la identidad sexual sea profundamente frágil y “líquida”. Además se sujeta a cambios basados no en hechos comprobables sino en meras subjetividades y, peor aún, sujetas a manipulación mediática e ideológica.

Ya no solo se habla de que un hombre se “crea” mujer como consecuencia de esta ideología, se ha llegado al punto de que un hombre se “crea” mujer un día, al otro hombre y al otro “neutro”, algo así como el trastorno bipolar pero aplicado a la identidad sexual (esto se conoce como “género fluido”). La gravedad de todo esto es que los problemas de estas personas relacionados con su identidad son socialmente concebidos como algo natural y correcto. En otras épocas si alguien decía que siente una desconexión entre su sexo biológico y su mente, sería motivo de una visita segura al psiquiatra; hoy, sin embargo, son celebrados con marchas multicolor, con fondos públicos, con todo el poder mediático y, lo PEOR de todo, son convertidos en leyes, de tal modo que estas ideologías son parte de las políticas públicas de los estados y están dentro del ordenamiento jurídico de occidente (incluido Colombia).

Resumiendo: si un hombre dice que en realidad es una mujer, no solo tenemos que aceptarlo como algo normal y correcto, sino que, además, por medio de la presión y la represión estatal tenemos que hacer parte de su auto-percepción. Estamos, hoy por hoy, obligados como sociedad a decirle a un hombre de 60 años con 2 hijos y una esposa que en realidad es una mujer lesbiana (si este así nos los quiere hacer creer). Suena absurdo, ¿no? Bueno, es lo que ya está ocurriendo.

Por ejemplo, hace unos días se reportó una noticia según la cual un hombre de 52 años, Stephen Wood, nacido en el Reino Unido, que había sido condenado por tres violaciones cometidas en el año 2016 y posteriormente sentenciado a pena de prisión, astutamente se amparó en la ley de identidad de género (que dice que nosotros elegimos nuestro género independientemente de lo que somos), declaró que en realidad era una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre. Ni siquiera se sometió a una cirugía, simplemente se disfrazó vagamente de mujer. A la espera de la sentencia, las autoridades lo enviaron a una cárcel femenina asumiendo que un abusador de mujeres en realidad es una mujer transgénero. Como era de esperarse, a los pocos días Stephen Wood (ahora llamado Karen) abusó sexualmente de las reclusas. Las acusaciones incluyen denuncias de acoso sexual, toque indebido, exhibición de sus genitales y comentarios inapropiados sobre sexo oral. Este hombre, en su defensa, afimró que no le atraían las mujeres, cuando paradójicamente fue condenado a prisión ¡justamente por violar mujeres!

viernes, 21 de septiembre de 2018

La homosexualidad sí tiene cura


Por Alejandro Agudelo, columnista y director Revista de Arte Fragmento.

Parto aclarando desde un punto imprescindible a la hora de tocar este tema: no creo que una persona homosexual deba ser obligada a cambiar su estilo de vida. Desapruebo toda actitud  despectiva o de odio hacia una persona por el hecho de ser homosexual. Y del mismo modo desapruebo todo intento de pretender obligar a pensar que la homosexualidad es un estilo de vida natural y saludable, repudio la querella en la que se pretende condenar a todo aquel que, a través de la razón, sabe bien que la homosexualidad está lejos de ser normal y saludable.

Es apenas normal que muchas personas invadidas por la propaganda de los movimientos LGBT crean ingenuamente que la homosexualidad es una orientación normal del ser humano, pero esas son tan solo afirmaciones infundadas.

Según nos ha dejado claro la evidencia empírica psiquiátrica, la homosexualidad es un trastorno verdaderamente grave y alentar la homosexualidad como algo natural/normal es una condena en vida para la persona homosexual. Bien lo afirma el Dr. David Ruiz Vela: «La homosexualidad es una dolencia  crónica, degenerativa y mortal,  por lo que debe ser considerada grave».

Desafortunadamente, para quienes tienen la voluntad de ayudar a curar a la homosexualidad y para los que tienen sentimientos homosexuales indeseados los persigue el ataque constante de los movimientos LGBT, bajo la tiranía de tildar de discriminación todo buen intento opuesto al de sus consignas.

Pero veamos bien: en la definición anterior el doctor Ruiz llama a la homosexualidad como “dolencia”, y según nos define la RAE una dolencia es una indisposición, achaque, enfermedad. Al conocer a la homosexualidad como una dolencia es apenas normal oponerse a considerarla como un estilo de vida saludable, ¿eso es discriminación? Existen innumerables grupos y campañas en contra  del cáncer de mama, al cual consideran hasta mortal, y promueven su prevención, ¿es eso una discriminación hacia la mujer? ¿es odio hacia la mujer? De ninguna manera, es un sincero acto de valor y fraternidad hacia las mujeres que puedan padecer esta terrible dolencia. Así mismo no podemos, desde ningún punto de vista, sugerir que el interés de ayudar a  sanar la homosexualidad sea un acto de odio.

Ahora bien, este artículo no busca argumentar y definir a la homosexualidad como una dolencia grave, pues ya lo han hecho eminentes médicos mucho más estudiados sobre la homosexualidad. Tampoco es interés del autor refutar las consignas de los movimientos LGBT. Si el lector se ha sentido despistado ante estas letras, ya tendrá tiempo para estudiar a profundidad el tema.

Mi propósito en este articulo es ofrecer una guía para la (auto)terapia de la homosexualidad, escrita por el doctor Gerard J. M. van den Aardweg, basado en treinta años de experiencia terapéutica  con más de trescientos clientes.

Apoyo y guía constructiva para hombres y mujeres homosexuales con comportamientos homosexuales no deseados que buscan sanar su dolencia.

jueves, 30 de agosto de 2018

Comunismo, pedofilia y otros crímenes sexuales

Por Eduardo Mackenzie
@eduardomackenz1

La conmoción que creó en Colombia el texto de la Corte Constitucional que pretende disculpar (pues no se trata sino de eso) los crímenes sexuales cometidos por los jefes de las FARC contra sus víctimas, sobre todo contra niñas, niños, adolescentes y mujeres, reclutados o secuestrados por esa banda criminal, no declina. Ésta, por el contrario, crece día a día sobre todo ante las explicaciones abyectas que lanza el señor Alexander Linares, presidente del grupo que inventó tal monstruosidad en la maltrecha Corte Constitucional colombiana.

La doctrina depravada según la cual los actos de pedofilia y tortura sexual y moral, los abortos forzados y salvajes, cometidos por jefes comunistas en Colombia, durante el llamado “conflicto”, no son castigables, o son castigables con las penas ridículas de la llamada “justicia de transición”, no es un error ni una invención de última hora de las FARC ni de esos magistrados. Es un acto consciente que tiene precedentes en la historia del comunismo y que busca ahora no solo garantizar la impunidad y el blanqueo de las FARC sino que pretende echar por tierra la ética y los valores morales de todo un país.

Amplísimos sectores de la opinión colombiana no se cansan de decir: la pedofilia y las otras monstruosidades cometidas contra los menores no pueden ser sancionadas con “penas alternativas” como las que piensa dictar la JEP al terrorismo FARC. La JEP es un cáncer que está haciendo metástasis y debe ser erradicado cuanto antes.

Los inventores de esa doctrina no hacen sino desarrollar, de manera solapada, teorías nefandas que el comunismo y cierta izquierda radical internacional, que pretende encarnar el campo del bien, pusieron en práctica en diferentes épocas con resultados desastrosos.
Si los magistrados que guía Linares no son barridos del escenario judicial, el escándalo actual en Colombia no será sino el comienzo de unas maniobras aún más vastas y perversas destinadas a abrir, de par en par, las compuertas a todo tipo de crímenes sexuales.

¿Acaso alguien ha olvidado las supercherías pedófilas que algunos trataron de imponer en Francia durante y después del Mayo 68? ¿Hemos olvidado las teorías sobre la “revolución sexual” y sobre la familia que defendía la bolchevique Alexandra Kollontai (1872-1952) en la Rusia de Lenin y Stalin? ¿Hemos olvidado que ella, predicadora del “amor libre” (lo que no le impidió casarse religiosamente en plena revolución), militaba para que toda forma de unión entre los sexos fuera aceptada por la sociedad, entre ellos los matrimonios entre tres o cuatro personas? Ella inventó la propuesta de hacer el amor como un «vaso de agua» y practicar la «monogamia sucesiva» (promiscuidad sexual sin afectos). Ante el rechazo de sus tesis, consideradas por algunos como depravadas, entre otras por la revolucionaria alemana Clara Zetkin, escribió, durante su vida de diplomática, novelas para “socializar” una visión positiva del incesto.

El mal es contagioso. En la historia completa del Mayo 68 hay un capítulo aciago en donde, so pretexto de la “liberación de todas las formas de sexualidad” y “derrotar los conformismos”, como pedía Kollontai, los amigos del incesto y de la pedofilia, envalentonados por las audacias radicales de esa pseudo revolución, saltaron al escenario y difundieron esas tesis durante más de una década, libremente, logrando la neutralidad y, peor, la simpatía de algunos intelectuales y periodistas. 

En 1977, eminencias de izquierda como Althusser, Sartre, Aragon, De Beauvoir, Foucault, Derrida, Gluksmann, Sollers y Dolto firmaron un manifiesto  que tendía a banalizar la pedofilia, con el pretexto de “respetar el consentimiento” de los niños menores de 15 años. En abril de 1977 fue creado en París un “frente de liberación de pedófilos” que quería luchar “contra la tiranía burguesa que castiga el amor con los niños”. Esa gente exigía que la pedofilia fuera despenalizada y definida como una “cultura”. Para algunos, la pedofilia es un arma de guerra para destruir el orden social.

martes, 28 de agosto de 2018

La colonización de lo privado sobre lo público en el marco del aborto y otros males

Por: Pamela Delgado

Estamos viviendo un tiempo donde la ciudadanía en general, y en especial la juventud, está manifestando un altísimo nivel de participación frente a temas políticos, frente a la legislación y a las realidades nacionales. ¡Esto es maravilloso!, pues es ahí cuando deberíamos ver un verdadero desarrollo en el que la construcción de lo común empiece a ser cada vez más importante para las personas en sus ámbitos privados. Una apuesta por el bienestar común por encima del bienestar individual. ¡Un país ideal! Pero a pesar de que se sienten estos aires de movimiento y activismo, vale la pena entrar a analizar cuáles son las motivaciones que hay detrás de estas múltiples manifestaciones civiles. 

Para comenzar, cabe mencionar que la verdadera construcción de lo público se debe labrar con base en los derechos fundamentales de las personas; es decir que, para construir un Estado que represente a la mayoría, como principio se deberían respetar los derechos individuales. Pero resultan contradictorias entonces las motivaciones que impulsan a muchos de los ciudadanos activistas, ya que vemos cómo sus banderas, lejos de representar a las mayorías, se enarbolan en favor de los intereses de unos pocos que, con un lenguaje seductor y estrategias de lobby, modifican la ley. 

Para entrar en materia, quisiera mencionar dos casos concretos que si bien han estado presentes en la sociedad, hoy en día se promueven incansablemente por muchos de los actuales activistas a través de la misma estrategia: la ideología de género y el aborto.