martes, 28 de agosto de 2018

La colonización de lo privado sobre lo público en el marco del aborto y otros males

Por: Pamela Delgado

Estamos viviendo un tiempo donde la ciudadanía en general, y en especial la juventud, está manifestando un altísimo nivel de participación frente a temas políticos, frente a la legislación y a las realidades nacionales. ¡Esto es maravilloso!, pues es ahí cuando deberíamos ver un verdadero desarrollo en el que la construcción de lo común empiece a ser cada vez más importante para las personas en sus ámbitos privados. Una apuesta por el bienestar común por encima del bienestar individual. ¡Un país ideal! Pero a pesar de que se sienten estos aires de movimiento y activismo, vale la pena entrar a analizar cuáles son las motivaciones que hay detrás de estas múltiples manifestaciones civiles. 

Para comenzar, cabe mencionar que la verdadera construcción de lo público se debe labrar con base en los derechos fundamentales de las personas; es decir que, para construir un Estado que represente a la mayoría, como principio se deberían respetar los derechos individuales. Pero resultan contradictorias entonces las motivaciones que impulsan a muchos de los ciudadanos activistas, ya que vemos cómo sus banderas, lejos de representar a las mayorías, se enarbolan en favor de los intereses de unos pocos que, con un lenguaje seductor y estrategias de lobby, modifican la ley. 

Para entrar en materia, quisiera mencionar dos casos concretos que si bien han estado presentes en la sociedad, hoy en día se promueven incansablemente por muchos de los actuales activistas a través de la misma estrategia: la ideología de género y el aborto. 


La ideología de género se refiere a un conjunto de ideas que, apartándose de la biología y de la ciencia, promueve entre la niñez y la adolescencia la “necesidad” (como si fuera así, una necesidad) de repensar la propia identidad. Esto se está haciendo a través de la difusión de mensajes audiovisuales pedagógicos y seductores, a través de los cuales y a partir de casos concretos, se pretende que las mayorías adopten estas ideas, asuman estos interrogantes, piensen y repiensen su identidad con el fin de impulsar nuevas y diversas identidades paralelas. Aquí se ve cómo a partir de algunos casos particulares, la ideología de género se impone en las masas pasando por encima incluso de las leyes naturales y del respeto al derecho fundamental de los individuos a desarrollarse en plena libertad. 

Por otro lado, con el aborto se evidencia la misma situación. A partir de situaciones particulares, se promueve masivamente este crimen con el falso tono de constituir un supuesto derecho de las mujeres a decidir, aún por encima del derecho fundamental a la vida de los bebés que están creciendo dentro del vientre materno. 

En la actualidad vemos una serie de sinsentidos y de contradicciones en personas que defienden el aborto legal, al tiempo que defienden el cuidado del medio ambiente, de los animales e incluso de temas álgidos como la paz del país y la erradicación de la corrupción. Se difunden este tipo de valores de la mano del “derecho” al aborto y de la ideología de género como si todas estas ideas respetaran los derechos fundamentales de las personas, de los ciudadanos y se aplasta cualquier clase de manifestación civil por la defensa del bien común. 


Este activismo creciente, impulsado por ideologías subversivas, pretende colonizar la cultura y la conciencia de muchas personas que por inercia viven aún en la indiferencia frente a una realidad cada día más hostil y totalitaria. 

Es tiempo de orientar nuestro activismo para quitar las vendas de aquellos jóvenes que, incautos, han caído en el discurso del progresismo. La vida va primero, la familia es la base fundamental y la verdad será el pilar que sostendrá a nuestra sociedad.